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Post titulado: La televisión que echan y otras historias random.

La televisión “que echan” y otras historias “random”.

¿Que echan hoy en la televisión? Haceos la pregunta y responded sin comodines. No vale tirar de “Intermedios” y “Hormigueros”. No sé vosotros, pero yo no me veo capaz. Hace bien poco hubiera calcado la parrilla completa de La 1 a la Sexta. Del prime time, seguro. De hecho,  es posible que a ti,  la pregunta en sí te resulte tan viejuna como irrelevante. No os digo nada si lo intentáis con algún adolescente en cualquiera de sus momentos “random”. Os harán sentir muy, muy mayores.

Tanto, como si tratáis de explicarles el concepto de “parrilla”, entendida como esa programación lineal encapsulada de forma periódica en días y franjas horarias. En algunos oídos estos cuentos suenan a batallitas de “aquella” televisión. Palabras que solo conjugan bien en pretérito. Hasta el “zapping”, ejemplo de agitador del modelo televisivo, bailotea ya como un viejo boxeador sin pegada. ¿Quién hace un barrido por las cadenas de televisión pudiendo ver lo que quiere, cuándo, cómo y donde quiere?

La nueva televisión.

No, la televisión ya no es lo que era ni volverá a serlo. Y no lo es obviamente, porque el telespectador tampoco se parece mucho al que era. “Telespectador”, otra palabra nominada a abandonar el siglo. La nueva televisión se descifra con las claves propias de la transformación digital. Ni el “share” puede ir solo ya a ninguna parte: el efecto multipantalla, la conversación social, el consumo diferido… consecuencias todas de una sociedad hiperconectada.

Si habrán cambiado los tiempos que el último AedemoTV abrió sus jornadas con una mesa redonda titulada: “¿NeoTelevisión, repositorio de contenidos o …?”. En un contexto así, tres parecen pocos puntos suspensivos. Sobre todo, cuando detrás de todos ellos asoman nuestros queridos algoritmos empeñados en demostrar que son los únicos que saben de lo que nos gusta.

La televisión “social”.

Algunos ya han empezado. Con la revisión, digo. Las dos ponencias premiadas durante el AedemoTV se instalan en el cambio. La primera, el caso que explicaba las claves del regreso de OT dieciséis años después de su estreno. Una historia de éxito construida sobre la evidencia:  el cambio de patrón en el uso televisivo. Y de qué manera sobre los jóvenes, motor del formato desde su origen. ¿Tratamiento al diagnóstico? Estrategia digital.

Es curioso cómo a las redes sociales, en su origen especies invasoras, nadie se atreve ahora a moverles el “comedero”. Parecen de hecho, una magnífica herramienta para lograr dos objetivos nada menores: mejorar la experiencia del usuario y ahondar en nuevos modelos de explotación. En ese camino, y gracias sobre todo a la aplicación de estrategias transmedia, los formatos televisivos se reinventan incorporando a su fórmula ADN digital. En el caso de OT: Un canal 24 horas en Youtube, plataforma web, redes… y un enfoque narrativo propio para cada ventana. ¿Para los seguidores? Más de lo que les gusta. Y para las marcas… nuevas oportunidades.

La televisión “robada”.

Javier Acebo, Consumer Insights Director de PHD, presentó la segunda de las ponencias destacadas. Como detonante, la constatación de esa “nueva audiencia”. Hace cinco años cada individuo consumía un promedio 257’ diarios de televisión lineal. Hemos bajado a 218’ mientras en paralelo, los minutos dedicados al vídeo online no han parado de crecer. Es un hecho: más de la mitad de los individuos entre 18 y 65 años acceden hoy a contenidos de pago. Y ahí está Netflix a la cabeza, produciendo en la actualidad más que cualquier estudio de Hollywood.  

Con el título “#RobarDesdeDentro”, basada en la exitosa serie “La casa de papel”, la ponencia planteó un horizonte de intereses comunes entre la tele de siempre (lineal) y la emergente (VOD). Con los datos sobre la mesa, el recorrido de esta ficción abre la posibilidad de un modelo “simbiótico”. Un escenario donde la experiencia del espectador comparte mesa con el “gran jefe”, el contenido. El horario, la periodicidad o la publicidad son algunos de los factores que el estudio de PHD subraya como determinantes del caso analizado. Claves sobre las que se empiezan a redefinir nuevas categorías de consumo: joven, familiar, clásico, individual…

La televisión… de las marcas.

Para ellas también, la tele ha cambiado. Hubo un tiempo en el que una buena salva de cañonazos garantizaba niveles de recuerdo y notoriedad relevantes. Ahora la eficacia se diluye ante la espantada generalizada que sufre el bloque publicitario. La audiencia que viene (y la que ya es) no tolera la interrupción sistemática de lo que está viendo. Al menos no sin recibir algo a cambio. Y además, tiene herramientas más que suficientes para evitarla. Por eso, en esa nueva televisión, a las marcas no les queda otra que ser parte del entretenimiento.

Echar por echar ya no es suficiente, ni para la televisión ni para las marcas. Y lo curioso es que el secreto sigue siendo el mismo. Lo único que importa es tener alguien al otro lado esperando algo de ti. Si lo tienes, si está ahí, es probable que le gustes. Llámalo audiencia, comunidad, seguidores, lo que te apetezca. Pero para tenerlo, primero hay que volcarse en entenderlo. Investigar, aprender, planear, compartir, intentar sorprender y volver al principio. Una vez, y otra, pico y pala. Así hasta que tu propuesta sea interesante y reconocible. Y entonces ocurrirá, vendrán a buscarte a casa o donde tú les digas. La consecuencia de pensar en uno mismo lo justo para hacer feliz al otro. La vida misma, vaya. Tan viejuno como “random”.

Créditos:

Imagen de cabecera original de unsplash.com

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